Los problemas de una mala comunicación

La comunicación es el cimiento de cualquier relación saludable. Cuando la comunicación falla, los problemas pueden surgir rápidamente. Aquí exploramos cómo la mala comunicación puede socavar tus vínculos y algunos consejos para mejorarla.

Malos Hábitos de Comunicación

  1. Falta de escucha activa: Uno de los errores más comunes es no escuchar completamente cuando alguien más está hablando. Puede ser que estés pensando en tu respuesta antes de que terminen de hablar o simplemente distraído. El multitasking tan frecuente en la actualidad atenta contra una buena comunicación, en la que estemos plenamente atentos a lo que nuestro interlocutor tiene para decir.
  2. Culpa y crítica: Utilizar un lenguaje acusatorio y culpar a la otra persona en lugar de expresar tus sentimientos puede llevar a que la otra persona se sienta atacada, se ponga a la defensiva y cierre sus canales de comunicación; de modo que no habrá una comunicación efectiva.
  3. Evitar conflictos: Evitar hablar sobre problemas importantes puede parecer más fácil a corto plazo, pero a largo plazo, puede llevar a la acumulación de resentimiento. Los problemas, a menudo, emergen aunque los evitemos.
  4. Suposiciones: Hacer suposiciones sobre lo que la otra persona piensa o siente sin verificarlo puede llevar a malentendidos. A veces, interpretamos un mensaje basados en presupuestos condicionados por nuestra historia personal.
  5. Comunicación no verbal negativa: A veces, nuestro lenguaje corporal, tono de voz o gestos pueden enviar mensajes negativos, incluso si nuestras palabras son neutras.

Cómo Cultivar una Comunicación Saludable

  1. Escucha activa: Presta atención total a lo que la otra persona está diciendo. Haz preguntas para clarificar y muestra que valoras sus pensamientos y sentimientos. Al agredir en lugar de hablar en buenos términos, la otra persona se pone a la defensiva y deja de escuchar lo que tenemos para decir.
  2. Comunicación asertiva: Expresa tus pensamientos y sentimientos de manera clara, directa y respetuosa. Usa “yo” en lugar de “tú”, lo que evita que la otra persona se sienta atacada. Recuerda que no se trata de una competencia, sino de una conversación de la que ambos participantes pueden salir beneficiados.
  3. Manejo de conflictos: Aprende a manejar los desacuerdos de manera constructiva. Establece un espacio seguro para discutir y busca soluciones juntos.
  4. Comunicación no verbal positiva: Presta atención a tu lenguaje corporal y tono de voz. Mantén un contacto visual adecuado y usa gestos amigables.
  5. Comunicación abierta: Fomenta un ambiente en el que la comunicación sea bienvenida y alentada. Haz saber a las personas que pueden hablar contigo sobre cualquier cosa.
  6. Empatía: Intenta ponerte en el lugar de la otra persona para comprender mejor sus puntos de vista y sentimientos.
  7. Resolución de problemas: Si surgen problemas, en lugar de culpar, enfoquémonos en encontrar soluciones juntos.

Veamos un ejemplo para entender cómo la comunicación afecta nuestras relaciones:

Una pareja consultó con una psicóloga luego de pasar meses discutiendo sin llegar a ninguna resolución aparente. En la superficie, parecía que ella tenía razón en sus quejas: él no estaba asumiendo responsabilidades en las tareas del hogar y a menudo se excusaba diciendo que necesitaba trabajar más. Sin embargo, la psicóloga decidió indagar más profundamente.

Al explorar la situación, descubrieron un patrón intrigante. Cuando él intentaba acercarse para entender mejor las expectativas de ella, ella reaccionaba de manera hostil, utilizando palabras hirientes. Esta actitud de ella provocaba que él se sintiera herido y enojado, lo que a su vez lo llevaba a evitar realizar cualquier tarea adicional en el hogar.

A medida que profundizaban, se dieron cuenta de que este patrón no era nuevo en su relación. Descubrieron que ella había experimentado una relación anterior en la que se sintió abandonada emocionalmente. Como resultado, había desarrollado una defensa inconsciente: mostrar “lo peor de ella” como una forma de poner a prueba a su pareja actual, para ver si él la abandonaría también.

Este descubrimiento les permitió abordar las causas subyacentes de sus problemas de comunicación. Trabajaron juntos para mejorar su entendimiento mutuo, expresar sus necesidades de manera efectiva y encontrar soluciones prácticas para las tareas del hogar. A medida que profundizaron en estas cuestiones subyacentes, las discusiones disminuyeron y su relación comenzó a mejorar significativamente.

Este ejemplo ilustra cómo la comunicación en una relación puede verse afectada por experiencias pasadas y cómo, a través de la terapia, es posible descubrir y abordar estas dinámicas subyacentes para construir relaciones más saludables y satisfactorias.

La comunicación efectiva es esencial para mantener relaciones sanas y satisfactorias. Si te encuentras luchando con problemas de comunicación en tus relaciones, considera buscar el apoyo de un psicólogo o terapeuta. En PSIQUI, nuestros profesionales están aquí para ayudarte a desarrollar habilidades de comunicación saludable y mejorar tus relaciones.